El conegut gravat del Mas Serrallonga publicat en el llibre de Juli Serra.
Els militars expedicionaris durant un descans del seu viatge.
"Un viatge per les Guilleries i el Montseny" de Josep Tarrés i Emili Rams.
El llibre de 2002 que permet rellegir el viatge pioner de Juli Serra.
El
recorregut de l’expedició narrat per Juli Serra els havia de portar per força
fins a Querós i el Mas Serrallonga. I allí estava ben viu , de nou, el record del bandoler, ni que fos de la imatge llegendària creat per Víctor Balaguer:
"Un mes pasamos entre Osor y sus alrededores. De allí hubimos de trasladarnos a Carós, capitalidad de las Guillerías, célebre en la historia de Cataluña por el señorío de Carós ó de Caroz, perteneciente á la familia de los Serrallongas, de la que nació aquel esforzado D. Juan de Serrallonga, tenido por unos por bandido y por otros como acérrimo defensor de las libertades patrias en la tremenda lucha de los Narros y Cadells, partidarios los primeros de los fueros dle país, sostenedores los segundos, de la negra política del conde duque de Olivares".
Destaca
la descripció d’isolament del lloc, com també la influència del personatge
escrit per Víctor Balaguer a qui fa referència Juli Serra quan parla del mas
com a antiga mansió senyorial de la família Serrallonga.
Finalment,
resseguint les múltiples llegendes sobre les coves i amagatalls del bandoler,
entre llegendàries i reals, Juli Serra va accedir a una d’elles.
“En
posición elevada y cabalgando sobre una de las crestas más aguda,s divísase á
lo lejos una casa, la que fué mansión señorial de los Serrallongas, la conocida
hoy con el nombre de C’ en Serrallonga, quizás aquella en la que Balaguer
supone acaecida la prisión de don Juan cuando visitaba el sepulcro de su padre.
Ningún
vestigio indica en la actualidad que en época remota fuese teatro de dramáticas
escenas; cuando pasé después por ella, un anciano se hallaba sentado junto á la
puerta y varias palomas se arrullaban en el hueco de una de las ventanas. Calma
impotente, patriarcal conjunto. Sólo la tradición y el nombre conmemoran
aquellos restos, dándoles el sello de autenticidad que les atribuyen los
payeses comarcanos, entre los cuales circulan aún estupendos hechos de D. Juan
de Serrallonga, el Fadrí de Sau y sus secuaces, que narran con el candor de las
cosas que de puro oídas se tienen por seguras.
Las
leyendas que cuentan hablan también de las cuevas en que aquellos solían
ocultarse, escondrijos donde hallaban albergue, en el corazón de la montaña
cuyos rincones conocían por harto recorridos.
Más
de una nos indicaron, pero la que está próxima á la casa señorial era, al decir
de los aldeanos, la que servía de seguro asilo al bandido legendario, por
hallarse situada en lo más abrupto de la sierra, y ser accesible por pasos sólo
de él y de los suyos conocidos. Difícil el bajar hasta ella, es hoy inútil
molestia pues está cegada su boca por completo, pero aseguran algunos que
lejos, muy lejos, al otro lado del macizo se halla distinta entrada que
comunica con la primera por pasadizos labrados por las aguas en las entrañas de
la tierra”.
L’obra
de Juli Serra, a banda de permetre’ns aconseguir una descripció escrita de les
Guilleries i dels entorns i llegendes del bandoler, va permetre disposar de la
primera imatge coneguda del mas Serrallonga, el gravat que demostra encara
dempeus el mas, amb un avi davant la porta adovellada. Una imatge que ens remet
a quan el mas encara era ple de vida, encara que fos en aquella immensitat
isolada i tranquil·la de les muntanyes. Una imatge que malauradament ja és
irrepetible.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada